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No es rápido, es real: lo que nadie cuenta del tinte vegetal.

Cuando empiezas a interesarte por la coloración vegetal, lo primero que ves son promesas por todas partes: “sin químicos”, “brillo natural”, “cuidado profundo”.
Y sí, todo eso es cierto. Pero pocas veces se habla de lo más importante: del proceso, de la paciencia… y de lo mucho que este ritual transforma tu cabello y tu relación contigo misma.

Hoy quiero contarte, desde el corazón, lo que casi nadie dice del tinte vegetal. Porque en Real Earth creemos en compartir el camino tal cual es, sin adornos.

No es un tinte exprés: es un ritual contigo misma

Si vienes de tintes químicos, pronto notarás que el vegetal no funciona igual.
No abres un bote, mezclas con oxidante y en 20 minutos está hecho. Aquí el proceso es más lento, más manual, más consciente.

  • Preparas la mezcla con agua tibia, respetando temperaturas y tiempos.

  • La textura es la de un barro suave, que aplicas con cuidado, mechón a mechón.

  • Después, recoges el cabello, lo cubres con un gorro o film… y dejas que actúe.

Pueden ser 30 minutos o 2 horas, según el tono que elijas y tu punto de partida.
No hay prisa. Es casi como un momento de meditación. Un regalo solo para ti.

El resultado no es inmediato: es progresivo, vivo, único.

Con los tintes químicos, el color es instantáneo y uniforme —a veces, demasiado artificial.
Pero la fibra sufre: se abre, se debilita, pierde vida.

Con el tinte vegetal, el color se deposita como una acuarela sobre tu base natural, fusionándose con tus matices. Por eso:

  • Si tienes muchas canas, puede necesitarse un doble paso o varias aplicaciones para lograr cobertura total.

  • El color evoluciona los primeros días: oxida ligeramente, se asienta, se matiza.

  • Cada melena es única: el mismo tono no se verá igual en dos cabellos.

Y eso es lo más bonito. Porque no llevas un color en serie: llevas el tuyo, creado entre las plantas y tu cabello.

¿Qué ganas a cambio? Salud, brillo real y libertad

Esto casi nadie te lo cuenta, pero para nosotras en Real Earth es lo más importante:

Con el vegetal, tu cabello no se daña, se fortalece.
Las plantas envuelven y sellan la cutícula, no la abren como hacen los químicos.

El brillo es distinto.
No viene de siliconas o barnices, sino de un cabello sano, fuerte y nutrido desde la raíz.

Y lo mejor: cuando crece la raíz, no hay efecto casco.
El color se funde con tu base, puedes espaciar los retoques y disfrutar cómo evoluciona.

Es un viaje que va más allá del color

Muchas de nuestras clientas nos cuentan que, al pasarse al vegetal, algo cambió también dentro.

Porque cuando eliges teñirte con plantas:

💚 Te regalas tiempo.
Unas horas sin pantallas ni prisas, solo para ti.

💚 Te escuchas.
Notas el olor, la textura, el calor. Un autocuidado que va más allá de lo estético.

💚 Le dices a tu cuerpo:
“te respeto, te cuido sin químicos, con lo que viene de la tierra.”

¿Qué tonos puedes conseguir con nuestros tintes vegetales?

Te dejamos una guía rápida para que puedas orientarte según el color que quieras lograr, siempre recordando que el resultado final dependerá de tu base natural, cantodad de canas y como están distribuidas.

Rubios

Rubio Ceniza: 1 Paso.  Blonde Henna 2 Paso.  Blonde Balance
Rubio Platino: Mezcla de Blonde Henna + Cassia.
Rubio Beige: Beige Henna
Rubio: Blonde Henna
Rubio Miel: Caramel Henna

barros beige

Castaños

Castaño medio con reflejo rojizo: Brown Henna
Castaño medio sin reflejo rojizo: 1 Paso. Cocoa Henna 2 Paso. Brown Henna
Castaño chocolate: 1 Paso. Brown Henna 2 Paso Repetir con Brown.
Castaño muy oscuro: Black Henna. Hacer un primer paso con Pure Henna o Brown Henna en cabello canoso.

También tenemos otras opciones como Hazel Henna, un tono avellana que da mucha luz, o Burgundy para conseguir tonos más atrevidos como es un berenjena.

henna de color castaño

¿Y si no sé por dónde empezar?

No te preocupes, estamos para acompañarte.
Te ayudamos a elegir tu mezcla ideal, calcular tiempos o adaptar el ritual a tu día a día.

Escríbenos por WhatsApp o en Instagram, cuéntanos tu cabello, tus canas, tus miedos… y caminamos contigo.

Porque al final, teñirse con plantas no es solo cambiar el color:
es volver a ti, a tu ritmo, a tu naturaleza.